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Publicado el 21/05/2025
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La Ley de Servicios Digitales ha llegado para transformar el panorama digital tal y como lo conocemos. En un mundo en constante evolución tecnológica, donde las plataformas online influyen directamente en la vida cotidiana de millones, la necesidad de un entorno digital más seguro, transparente y responsable nunca ha sido tan urgente. En este sentido, la DSA, impulsada por la Unión Europea, está redefiniendo las reglas del juego para todas las plataformas digitales, poniendo el foco en la protección de los usuarios y la lucha contra los contenidos nocivos.
¿Quieres aprender de ella? en este artículo, descubrirás todo lo que debes saber sobre esta revolucionaria normativa: qué implica, cómo te afecta y por qué su implementación cambiará el futuro de los servicios online para siempre. ¡Comencemos!
La Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés Digital Services Act) es una regulación impulsada por la Unión Europea que fue adoptada oficialmente el 16 de noviembre de 2022 y empezó a aplicarse de forma completa el 17 de febrero de 2024. Esta legislación tiene como meta establecer un entorno digital más seguro, claro y justo, con especial atención a las grandes plataformas tecnológicas que operan en el mercado europeo. Con base en lo anterior, pone el foco en varios aspectos clave, entre ellos:
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Además de marcar un antes y un después en la forma en que se regula internet en Europa, la Ley de Servicios Digitales redefine quién tiene responsabilidades dentro del ecosistema digital. No todas las plataformas están sujetas al mismo nivel de exigencia, pero todas, en mayor o menor medida, deben adaptarse a las nuevas reglas.
Empresas como Facebook, TikTok, Instagram, YouTube o X (antes Twitter) están bajo especial vigilancia. La razón es que, debido a su capacidad de viralizar contenido y por su impacto en la opinión pública, deben cumplir con obligaciones más estrictas, como controles reforzados sobre contenidos ilegales, transparencia en sus algoritmos y medidas activas contra la desinformación.
Amazon, AliExpress, Zalando o cualquier otra plataforma que funcione como intermediario entre vendedores y consumidores queda incluida. Uno de los puntos clave es garantizar que los productos y servicios que se ofrecen sean seguros y legales, lo que implica verificar a los vendedores y actuar con rapidez ante posibles fraudes o artículos ilícitos.
Google, Bing y otros buscadores deben adaptar sus prácticas a la nueva legislación. Se les exige mayor transparencia sobre cómo se presentan los resultados y cómo afectan los algoritmos a la visibilidad de los contenidos. Igualmente, deben facilitar mecanismos para que los usuarios entiendan por qué ven cierta información primero.
Aunque el enfoque principal está en los gigantes tecnológicos, las pequeñas empresas digitales entran dentro del marco de la DSA. Sin embargo, se contempla una cierta proporcionalidad: no se espera que un startup cumpla las mismas exigencias que una plataforma con cientos de millones de usuarios, aunque sí debe respetar los principios generales de la ley.
La implementación de la DSA impone obligaciones a las grandes tecnológicas y representa una oportunidad para transformar Internet en un espacio más justo, confiable y centrado en las personas. Por ello, se dice que su aplicación tiene un gran impacto positivo tanto en compañías como en la sociedad general. ¿Sabes por qué? ¡Te lo contamos!
Uno de los grandes logros de la Ley de Servicios Digitales es que fortalece los derechos de los ciudadanos digitales. A partir de su aplicación, cuentan con mecanismos más accesibles para denunciar contenidos ilegales, apelar decisiones de moderación injustas y entender por qué ven ciertos anuncios o publicaciones en su feed.
Gracias a esta ley, las plataformas están obligadas a mostrar claramente quién paga por un anuncio y por qué aparece en pantalla. Asimismo, queda prohibida la publicidad personalizada dirigida a menores o basada en datos muy sensibles, como orientación sexual, religión o creencias políticas. Esto supone un avance en la privacidad y el respeto al usuario.
Las plataformas deberán actuar de forma más rápida y eficaz ante la difusión de contenidos ilegales o peligrosos, lo que contribuye a combatir el odio, las noticias falsas y las estafas online. De igual modo, se promueve una moderación más justa para evitar abusos tanto por exceso como por omisión.
La ley obliga a verificar a los vendedores y aumenta la trazabilidad de los productos en línea, lo que protege a los consumidores y beneficia a las empresas legítimas que cumplen con la ley. Se disminuye así la competencia desleal de quienes operaban bajo el anonimato vendiendo productos falsificados o inseguros.
Otro beneficio destacable es que, por primera vez, se establecen controles públicos y auditorías externas para vigilar cómo operan los gigantes tecnológicos. Con ello es sencillo detectar abusos de poder, evitar prácticas opacas y garantizar que las plataformas rindan cuentas ante las autoridades y la sociedad.
Nos parece interesante recalcar que la Ley de Servicios Digitales marca un antes y un después en la forma en que las plataformas digitales deben operar dentro de la Unión Europea. Definitivamente, no se trata únicamente de buenas intenciones, pues la norma establece obligaciones concretas y exigibles. Estas son:
Las plataformas tienen la responsabilidad de actuar rápidamente cuando se les notifica sobre contenido que infringe la ley: desde productos falsificados hasta discursos de odio o desinformación. No pueden mirar hacia otro lado. Además, deben facilitar canales claros para que los usuarios puedan reportar este tipo de publicaciones.
Cuando se elimina una publicación o se suspende una cuenta, debe justificar claramente el motivo. El usuario tiene derecho a saber por qué se ha tomado esa decisión y, sobre todo, a apelar si considera que ha sido injusta. Este mecanismo refuerza la libertad de expresión y evita arbitrariedades.
Los grandes sistemas tienen la obligación de explicar cómo funcionan sus algoritmos, sobre todo los que influyen en el orden en que se muestran los contenidos o anuncios. Aunado a ello, deben dar la opción de desactivar la personalización para fomentar un entorno digital más libre y menos manipulativo.
Se exige que todos los anuncios lleven una etiqueta clara que indique que se trata de publicidad, quién la ha pagado y qué criterios se han usado para mostrarla. Se limita el uso de datos personales para segmentar anuncios, especialmente en el caso de menores o colectivos vulnerables.
Las más grandes deben analizar los riesgos que generan para la sociedad (como la desinformación masiva, la manipulación electoral o los efectos negativos sobre la salud mental) y demostrar que están tomando medidas concretas para reducirlos.
Aquellas consideradas de “muy gran tamaño” (con más de 45 millones de usuarios en la UE) están sujetas a auditorías externas anuales. Aparte, deben compartir datos clave con investigadores y autoridades para simplificar la supervisión pública de su funcionamiento.
Las tiendas online que admiten a terceros vender productos (como Amazon o AliExpress) están obligadas a comprobar la identidad de los vendedores y asegurarse de que los consumidores tengan información clara sobre quién está detrás de cada oferta. Así se combate el comercio ilegal y se protege al comprador.
Adaptarse a la Ley de Servicios Digitales no es solo una obligación legal, sino una oportunidad para reforzar la confianza de tus usuarios. A continuación, te presentamos un camino claro para cumplir con la normativa, paso a paso, sin importar si gestionas una gran plataforma o una tienda online más modesta.
Antes de aplicar cualquier cambio, es elemental entender qué tipo de servicio digital ofreces y en qué categoría te encuadra la DSA. ¿Eres un motor de búsqueda? ¿Una red social? ¿Un marketplace? La ley establece varios niveles de responsabilidad según el tamaño y el impacto del servicio, así que el primer paso es saber dónde estás posicionado.
Las reglas internas que definen cómo se publica contenido en tu plataforma deben ser claras, accesibles y comprensibles para cualquier usuario. Adicionalmente, deberás explicar cómo gestionas las denuncias, qué contenidos no están permitidos y cómo tomas decisiones de moderación. Todo esto debe estar documentado y visible.
Debes ofrecer un sistema accesible y funcional para reportar contenido ilegal o inadecuado. Este canal tiene que estar claramente visible y permitir un seguimiento del estado de la denuncia. Cuanto más fácil sea este proceso, más alineado estarás con los principios de la DSA.
La ley te exige actuar con rapidez cuando se detecta contenido ilegal. Esto implica tener un protocolo interno bien definido para analizar los reportes y tomar decisiones fundamentadas. Y muy importante: siempre deberás notificar al usuario afectado, explicando el motivo de la acción.
Si tu plataforma emplea sistemas de recomendación de contenidos o publicidad, tienes que explicar de forma comprensible cómo funcionan. Encima, debes proveer opciones para desactivar la personalización, lo que significa mostrar contenido sin depender del historial del usuario.
Debes identificar claramente los anuncios dentro de tu plataforma e indicar quién los ha financiado y por qué le aparecen a cada usuario. Si manejas datos delicados, asegúrate de tener un consentimiento válido o evita usarlos directamente. Esto es estricto en el caso de menores de edad.
Si tienes un marketplace, necesitas verificar quién vende dentro de tu plataforma. Esto incluye solicitar documentación y realizar controles básicos para garantizar que los productos o servicios que se ofrecen son legales y seguros.
Las plataformas de gran tamaño deben identificar los riesgos sistémicos asociados a sus servicios: desde la propagación de fake news hasta el impacto en la salud mental. Luego, deben demostrar que han tomado medidas para mitigarlos, documentarlo y compartirlo con las autoridades.
Establece canales de comunicación con los reguladores nacionales y europeos. Si estás dentro de las de mayor tamaño, tendrás que pasar auditorías externas anuales y facilitar el acceso a datos relevantes para investigadores o autoridades que fiscalicen tu actividad.
Por último, asegúrate de que todas las personas clave dentro de tu organización conocen la DSA, sus obligaciones y cómo aplicarlas en el día a día. Desde los equipos legales hasta los de desarrollo o atención al cliente, todos tienen un rol en el cumplimiento.
Pese a sus buenas intenciones, la Ley de Servicios Digitales trae consigo ciertas tensiones que tanto las plataformas como las autoridades deben gestionar con cautela. Las destacadas:
Uno de los mayores riesgos es que, en su esfuerzo por eliminar contenidos ilegales, las plataformas caigan en una moderación excesiva. Esto podría llevar a la censura de opiniones legítimas o a errores en la eliminación de contenido que no infringe ninguna norma.
Si bien la ley diferencia entre grandes plataformas y servicios más pequeños, muchas pymes digitales pueden verse desbordadas por los costes y recursos necesarios para cumplir con los nuevos requisitos, como sistemas de reporte o transparencia algorítmica.
Las exigencias de cooperación con autoridades y auditorías externas podrían implicar un acceso intrusivo a datos críticos, generando preocupaciones sobre la privacidad, el uso indebido de información y la protección de los derechos digitales de los usuarios.
La Ley de Servicios Digitales (DSA) impone una serie de responsabilidades importantes para plataformas digitales y proveedores de servicios en línea, con el fin de crear un entorno más seguro, transparente y responsable. Eso ya lo sabes, y aunque cumplir con ella parezca un desafío, con planificación y responsabilidad es posible sin ninguna complicación. ¡Nuestros consejos te ayudarán!
El cumplimiento de la DSA no solo depende de herramientas y procesos; la verdadera clave está en cultivar una cultura organizacional que valore la transparencia, la ética y la responsabilidad.
Asegúrate de que todos los miembros de tu equipo, desde la alta dirección hasta los empleados que interactúan directamente con la plataforma, comprendan la importancia de la normativa y actúen en consecuencia. Organiza talleres, seminarios y actualizaciones periódicas sobre la ley para mantener a tu equipo informado y comprometido.
Más allá de los requisitos legales, la DSA abre la puerta a una mayor interacción con los usuarios. Es una oportunidad para fortalecer tu relación con ellos a través de una mayor transparencia en cómo gestionas su información y el contenido.
Procura comunicar de manera clara y accesible cómo usas sus datos y cómo trabajas para proteger su seguridad online. Implementar una comunicación bidireccional donde los usuarios puedan expresar sus inquietudes y recibir respuestas rápidas generará confianza y hará que tu plataforma sea más atractiva y fiable.
Aunque es una normativa de la Unión Europea, su impacto será global. Si operas en varios países, asegúrate de adaptar tu plataforma a las leyes y regulaciones locales, ya que algunos países pueden tener requisitos adicionales.
Esto incluye respetar normas locales de privacidad o restricciones específicas para ciertos tipos de contenidos. La capacidad de personalizar tu plataforma para cumplir con estas demandas regionales demostrará tu capacidad para gestionar adecuadamente los requisitos globales sin comprometer tu servicio.
El cumplimiento no es un esfuerzo único; requiere monitoreo constante. Realiza auditorías internas periódicas para asegurarte de que todos los aspectos de la Ley de Servicios Digitales se están cumpliendo en la práctica.
Dichas auditorías deben centrarse no solo en los procesos de moderación de contenido, sino también en la eficacia de los canales de denuncia, la transparencia en la publicidad, y la gestión de los riesgos en la plataforma. Además, te harán detectar áreas de mejora que no habías considerado previamente.
La ley DSA marca un antes y un después en la regulación de plataformas digitales dentro de la Unión Europea. Su objetivo es garantizar un entorno online más seguro, transparente y responsable, estableciendo nuevas obligaciones para intermediarios, marketplaces, redes sociales y proveedores de servicios digitales.
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Aprenderás a gestionar el cumplimiento de la DSA, interpretar su impacto en la moderación de contenidos, la protección del consumidor y la transparencia algorítmica, así como dominar herramientas como la tokenización y la automatización legal mediante inteligencia artificial. Además, obtendrás doble titulación y formarás parte de una red de profesionales que lideran la evolución del derecho digital.
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La Ley de Servicios Digitales no es solo una nueva normativa, es un llamado a la responsabilidad para todas las plataformas digitales. Con su implementación, la UE está marcando un antes y un después en la protección de los derechos de los usuarios y en la creación de un internet más seguro y ético. A medida que las plataformas ajustan sus estrategias para cumplir con estos estándares, se convierte en una oportunidad para demostrar liderazgo en un mercado cada vez más competitivo.
Adaptarse a ella no es nada más una obligación, sino una inversión en confianza, reputación y sostenibilidad digital. Con el cumplimiento de la DSA, las plataformas protegerán a sus usuarios y estarán preparando el terreno para un futuro en el que la tecnología sea sinónimo de seguridad y equidad para todos.
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